Atención
psicosocial a niñez y adolescencia que enfrentan hechos de violencia sexual
Luis Antonio Ventura Leiva.
Licenciado en Trabajo Social
La violencia sexual en El Salvador
corresponde a una problemática vigente, que lejos de dar señales de disminución,
ha ido en aumento considerablemente. Según el informe del primer semestre del
año 2019 (enero a junio) del Ministerio de Justicia, fueron registrados un
total de 3,138 casos; de los cuales 2,110 casos fueron contra niñez de 0 a 18
años de edad. Respecto del lugar en el que ocurrió, de los 3,138 casos, 1565
sucedieron en el hogar de la persona que enfrento violencia sexual, y en
espacios abiertos fueron 1,003(1).
Lo anterior es importante tomarlo como base para un
análisis amplio sobre la problemática; así como para reflexionar sobre los
desafíos aún pendientes para brindar una atención de calidad y con calidez
desde los servicios de salud, incluyendo entre otros elementos, el hecho de
evitar la re victimización, un escenario
muy común en torno a esta problemática.
Desde el sistema de salud, puede decirse que se cuenta
con los insumos y talento humano capacitado para la intervención profesional e
interdisciplinaria, desde el primer nivel de atención, hasta el abordaje
hospitalario y su respectivo seguimiento.
Esta capacidad de respuesta, desde una mirada
operativa, parte de la conformación de equipos interdisciplinares conformados
por personal médico, de enfermería, psicología y trabajo social, quienes deben
brindar atención bajo ciertos criterios, por ejemplo, brindar la atención de
manera individualizada y profesional. Muchas veces se llega a interpretar que
la intervención biomédica (como estabilizarlo físicamente, indicarle exámenes
de laboratorio o tratamiento profiláctico si así se requiere) corresponde al
único manejo posible; omitiendo o dejando a un lado que la intervención
psicosocial, la cual es de suma importancia pues buscará intervenir sobre
aspectos igualmente fundamentales, como lo son
las dimensiones de lo psicológico y social. No se debe perder de vista
que, tal como lo establece la OMS en su concepto de Salud “un estado de
completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de
afecciones o enfermedad”, no sólo el abordaje biologicista debe imperar.
A partir de lo anterior, es necesario puntualizar
algunos aspectos estratégicos y operativos como Ministerio de Salud y luego
articularlo con el rol de cada institución que conforma el Sistema Nacional de
Protección Integral de la Niñez Adolescencia.
Por lineamiento, se han brindado atenciones como MINSAL desde las
disciplinas mencionadas anteriormente, sin embargo, estas atenciones
psicológicas, médicas y sociales suelen brindarse de manera aislada, con poca
articulación interna, y poca actuación coordinada con otras instituciones que
conforman el Sistema Nacional de Protección de la NNA, a pesar que así lo
mandata la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA). Por
ejemplo, en ocasiones, el MINSAL proporciona un tratamiento médico de acuerdo a
los lineamientos institucionales, a pesar de que se desconocen los resultados
del peritaje que realiza el Instituto de Medicina Legal, generando condiciones
inadecuadas para la persona que está siendo atendida, propiciando entre otros
elementos, la re victimización.
Otro aspecto importante de resaltar es el bajo
seguimiento de medidas legales a cada caso; como fue mencionado al principio,
la violencia sexual es perpetuada por personas cercanas a la víctima, y si
solamente se da un abordaje biologicista, se está devolviendo a la víctima a un
espacio de riesgo, que además impedirá el desarrollo pleno de las víctimas.
Según los Lineamientos Técnicos para la atención integral a todas las Formas de
Violencia, se expresa literalmente que además de las intervenciones antes expuestas,
se debe dar aviso a la institución que corresponda (Fiscalía General de la
Republica, Junta de Protección de la NNA y/o Policía Nacional Civil), para dar
seguimiento legal oportuno para cada caso en particular (2).
Podemos decir que la atención psicosocial en niñez y adolescencia debería de contemplar
lo siguiente:
Servicios
Clínicos: Atención clínica de la salud
mental (por medio de personal que brinden acompañamiento psicosocial por
profesional cualificado de Trabajo Social, y/o psicológia).
Apoyos psicosociales focalizados: Apoyo práctico y emocional básico para personas o
familias afectadas por la violencia sexual.
Fortalecimiento
de los apoyos comunitarios y familiares: Activación de redes sociales, de espacios de apoyo amigables para niños.
Potenciar el apoyo de familiares, amigos
o personas, es decir los recursos con los que cuenta la persona usuaria.
Consideraciones
sociales en los servicios básicos y la seguridad: Promoción de buenas prácticas humanitarias, servicios
básicos que son seguros, apropiados socialmente y que protegen la dignidad
humana.
Es por ello que es importante la atención psicosocial coordinada entre las diferentes disciplinas y
con otras instancias de responsabilidad en el tema, para poder incluir
elementos que permitan brindar una atención de calidad. Esto implica un cambio
de enfoque desde el momento que cada profesional se forma académicamente y a
través de la actualización de conocimientos; para garantizar lo referido a la
calidez y humanización del trato, que conlleve empatía, trato con dignidad y
respeto a la víctima (3).
También debe de comprender el rapport desde la primera
intervención, a fin de que la persona tenga la libertad de expresarse, y
manifestar sentimientos de miedo o ansiedad, (estrés postraumático) o alguna
patología posterior al evento. El profesional o la persona que atiende al
paciente deben de tener la capacidad de poder brindar atención en crisis.
Valoraciones Finales
Para lograr la humanización
de los servicios de salud es importante reconocer las deficiencias en la
formación de base y la capacidad de articulación entre profesionales en el
sistema de salud, y de éste con otras instituciones. Asimismo, hay que valorar
las limitaciones y carencias de infraestructura y equipos, aspectos que influyen
en una atención de calidad y que unidos a la falta de preparación y
actualización médica, afectan el logro de los resultados, objetivos y meta y
sobre todo, en la atención a cada paciente.
En ese sentido, la atención
de calidad está relacionada con los insumos, la formación profesional, una
gestión administrativa efectiva, equipamiento e infraestructura. Y lo
relacionado con la calidez, lo cual es una dimensión fundamental para la
satisfacción y garantía de los derechos de pacientes; comprende elementos de
humanización para la intervención en salud, esto implica el cumplimiento de
normas técnicas con alto grado de trato digno y amigable. Aspectos que deben
cuidarse desde la comunicación del profesional con el usuario (relación
personal de salud-usuarios y usuarias) hasta la explicación y compresión del
tratamiento farmacológico.
Desarrollar las
competencias técnicas y científicas de los profesionales de la salud para una
atención de calidad, calidez y humanizada, es un reto que debe ser asumido;
como parte de una respuesta con dignidad, frente a una realidad tan dolorosa y
sistemáticamente repetida en nuestro contexto.
1. Dirección General de Estadísticas y Censos,
Ministerio de Justicia. Informe Semestral Hechos de Violencia Contra las Mujeres en El Salvador, Enero - junio 2019. San Salvador: DIGESTYC; 2019 [Consultado el 30 de
marzo de 2020]. Recuperado de: http://aplicaciones.digestyc.gob.sv/observatorio.genero/informe_violencia/index.aspx
2.
Ministerio de
Salud. Lineamientos Técnicos para la atención a todas las formas de Violencia,
San Salvador: MINSAL; 2019. Recuperado de: http://asp.salud.gob.sv/regulacion/pdf/lineamientos/lineamientosatencionintegralpersonasafectadasviolencia2019.pdf
3.
Sistema de Integración
Centroamericano, Módulo introductorio “Acompañamiento psicosocial de niñas,
niños, adolescentes y jóvenes en condición de vulnerabilidad y riesgo de
migración irregular” San Salvador: SICA; 2020.
p. 13
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