La vejez, Un
Camino de Caridad o Dignidad.
Kryzia
Arévalo,
Trabajadora
Social, El Salvador.
A.T.S.E.S
El envejecimiento como proceso del
ciclo de vida, es experimentado de diferentes maneras: Desde una vejez con
dignidad y cómoda hasta una en condiciones
paupérrimas. La dinámica moderna social contribuye a la desatención y desvalorización hacia el adulto mayor, otorgándole
un rol inactivo, casi invisible ante los derechos fundamentales y específicos
de esta población, que está por demás recalcar su vulnerabilidad. La longevidad
de sus años pesa, trayendo consigo enfermedades adquiridas por su estilo de
vida y las propias de la edad, rompiendo la idealidad de pertenecer a un núcleo
familiar que cuide, vele por él.
La realidad
golpea con ímpetu a la población adulta mayor observándose envejecientes cuidándose por sí solos, e incluso a
los de su misma condición. A esto le denominamos ABANDONO por parte de
familiares, comunidad. De hecho el Estado, a pesar de haber creado una
política pública para la persona adulta mayor, se ha mantenido al margen (habiéndose
creado una Política Pública de la Persona Adulta mayor)1 dando a la
problemática un carácter sistémico sin respuestas viables.
Caridad vs Empoderamiento
El
desmeritar la ayuda que brindan entidades caritativas como lo son iglesias,
ONG´s, sería reducir su labor a una simple acción de protagonismo egoísta y con
fines de lucro; sin embargo, el ´´ayudar´´ una vez al mes con una canasta
básica, jornadas médicas para atender dolencias y/o enfermedades comunes,
crónicas sin un seguimiento, es solamente el acto único de un día. El adulto
mayor en estado de abandono requiere de una atención integral,
interdisciplinaria, social y gubernamental.
La caridad
es un método asistencialista que ha permanecido durante muchos años en el
ámbito religioso, aunque se volvió de carácter general. ´´La virtud de amar al
prójimo como a ti mismo´´; es una frase que contradice, con acciones como:
donar ropa usada, regalar un ´´platito de comida´´, zapatos que ya no gustan,
dando limosna al desamparado, entre otros; no con un fin emancipador, sino bajo
un pensamiento sumiso, dependiente e improductivo para la persona misma.
Se trae a
colación esta definición de caridad, para demostrar que esta no es la solución
a un problema tan complejo. Definitivamente,
regalar algo, no exonera de responsabilidad
al Estado para crear leyes que amparen,
cuiden y protejan a la persona adulta mayor, y que las políticas vigentes, sean
puestas en marcha para dar los resultados esperados.
El
empoderamiento.
Como se
mencionaba anteriormente, es una problemática sistémica que involucra todo un
aparato social que va de la mano con lo gubernamental; en pocas palabras, el
deber ser de un tejido social estable, que se ampara en
la justicia social y tributaria,
de una política fiscal que garantice derechos e igualdad, reduciendo la
consecuencias del abandono.
El
empoderamiento debe ser a nivel general, igualitario, sin privilegios de
cualquier índole.
Es de suma
importancia capacitar a la población sobre cuáles son sus derechos, cómo pueden
hacerlos valer y a qué instituciones avocarse.
Al igual, hay que hacerles comprender que aún
son parte de una sociedad, que su voz es escuchada, que su participación es
indispensable y que sin importar en la condición
social – económica que se encuentran son seres autónomos, con igualdad de
oportunidades. Trabajar el autoconcepto del envejeciente, promueve autoestima,
salud mental, se reducen patologías mentales como: la depresión; de igual
forma, la motivación a seguir con su vida, para sí integrarse a la sociedad,
rompiendo los estigmas o estereotipos sobre los ´´viejos´´.
Lucía Pardo2
nos lista cinco puntos importantes para el empoderamiento:
1. Toma de
decisiones: como seres autónomos, de opinión propia. Es fundamental dejar que
tomen sus propias decisiones, sin dejar el acompañamiento de este.
2. Opinión:
son seres pensantes, con criterio y opinión, por lo tanto, se debe tomar en
cuenta esta, así esta no sea compatible con la de los demás.
3. Implicación:
cada ser humano tiene el derecho de realizar las actividades que sean de su
agrado; ya sea personal, comunitario o institucional.
4. Participación:
poseen la capacidad de aportar ideas, opiniones, contribuir con sus habilidades,
bajo la enorme y enriquecida experiencia de sus años. Son parte de la
participación ciudadana, mesas de dialogo, cabildos abiertos; deben ser parte
de toda aquella información que se desee documentar, para que esta sea
fidedigna.
5. Integración:
ser integrados al movimiento inevitable de una sociedad, les permite ser
activos; parte de ella, visibilizados, una población en estado productivo,
haciendo de lado el concepto de vulnerabilidad.
Bibliografía
1. Rodríguez,
M. Desprotección, la realidad de las
personas adultas mayores en El Salvador [Internet]. ARPAS. 2019 [citado 30 de
marzo de 2020]. Recuperado a partir de: https://arpas.org.sv/2019/12/desproteccion-la-realidad-de-las-personas-adultas-mayores-en-el-salvador/
2. Pardo, L. Empoderar a las personas
mayores ¿Por qué? [Internet]. Sumando Canas. 2016 [citado 30 de marzo de 2020].
Recuperado a partir de: http://sumandocanas.blogspot.com/2016/06/empoderar-las-personas-mayores-por-que.html?m=1
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