Construyendo una Respuesta para los Migrantes
Frente a
las Políticas Migratorias de Trump
Antonio
Hernández MD MSP
Red
de Sistemas y Políticas de Salud de ALAMES
Grupo
de Trabajo Salud Internacional y Soberanía Sanitaria de CLACSO
Movimiento
por la Salud Dr. Salvador Allende
Hace
245 días en que Donald Trump tomó posesión de la presidencia de Estados Unidos.
En este corto período ha dejado claro su política regresiva en términos
sociales, económicos, ambientales y culturales.
A la par de su agenda belicista (incremento del 10% en el gasto militar
e incremento en el control geoterritorial), Trump impulsa su agenda legislativa
que incluye una reforma impositiva y una reforma (antireforma) de salud las
cuales quitan derechos a la mayor parte de norteamericanos, mientras los
millonarios y las grandes corporaciones transnacionales multiplican sus ganancias[1].
El
panorama es más preocupante para la situación de los migrantes, ya que a partir
de febrero de este año, Trump ha ordenado que se aplique de manera más enérgica
y agresiva las leyes de inmigración, iniciando una persecución por parte del
gobierno federal para encontrar, detener y retornar a aquellos cuya condición
migratoria aún no ha sido legalizada, independientemente si han cometido
delitos o no.
Estas
medidas impulsadas a partir de este año consistirían en difundir los crímenes
de los inmigrantes, despojar a los inmigrantes de los derechos de privacidad,
designar a agentes de la policía local para el cumplimiento de estas nuevas
órdenes, construir nueva infraestructura para la detención de migrantes,
desalentar a los solicitantes de asilo y acelerar los trámites para los
retornos involuntarios –deportaciones-[2].
De
la misma manera, recientemente el gobierno de EEUU anunció el fin del programa
DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia impulsada durante la
gestión Obama), el cual protegía de la deportación a más de 750,000 jóvenes
conocidos como “dreamers”, sobre la base que habían entrado al país cuando
todavía eran niños, permitiéndole acceso a la educación y a otros beneficios
sociales.
En
medio de este escenario, el abordaje de esta problemática para los países del
sur en el tema migratorio es impostergable, sobre todo para México y
Centroamérica cuyos países tienen una alta población en tránsito y como destino
Estados Unidos. Para el caso de El Salvador, este posee más de un tercio de su
población en diferentes ciudades en EEUU, por lo tanto las implicaciones
económicas y sociales de deportaciones masivas de inmigrantes salvadoreños son
incalculables.
En
ese sentido, hace unos días el gobierno de El Salvador hizo la presentación de
la Política Nacional de Protección y Desarrollo de la Persona Migrante Salvadoreña
y su Familia la que se constituye en un cambio de paradigma basado en el
principio de que todos los territorios son parte de un origen, tránsito o
destino de las migraciones y que las personas que protagonizan estos flujos son
sujetos de Derechos Humanos[3].
Vale
mencionar que esta política fue construida a través de un amplio proceso de
consulta ciudadana dentro y fuera de El Salvador, incluyendo los aportes de familiares
de personas migrantes, estudiantes, maestros, autoridades municipales, personas
migrantes en tránsito, salvadoreños residentes en el extranjero, organizaciones
sociales, y las opiniones de más de 55 ciudades alrededor del mundo a través de
una consulta virtual.
La
Política Nacional de Protección y Desarrollo de la Persona Migrante Salvadoreña
y su Familia establece líneas estratégicas y de acción para cada etapa del
proceso migratorio: Origen, tránsito, destino, retorno y reinserción. De esta
manera se pretende que haya una participación activa del Estado en la
protección de los Derechos de la persona migrante y de su familia, así como de
acciones que estimulen su desarrollo independientemente del territorio en el
que se encuentre.
Esta
Política podría hacer la diferencia para resistir las políticas antiinmigrantes
de Trump, ya sea que genere mejores condiciones sociales y económicas en el
país de origen, contribuya a terminar de una vez por todas con las violaciones
a los Derechos Humanos que sufren las personas migrantes en tránsito, su
inserción en el país destino de manera efectiva o también para prepararse –en
el peor de los casos- para recibir a todos los salvadoreños y salvadoreñas que
retornen voluntaria o involuntariamente próximamente.
[1]
Nahón, C. La Gran Estafa. Los Primeros 200 días de Donald Trump. El País. 17 septiembre 2017, [Acceso 17 de Septiembre
2017] Disponible en: http://elpais.com/elpais/2017/09/16/contrapuntos/1505578435_485311.html
[2]
Nixon, R.; Shear, M. Las nuevas políticas de deportación de Trump permiten más
expulsiones. New York Times. 21 Febrero 2017, [Acceso 16 de Septiembre 2017]
Disponible en: https://www.nytimes.com/2017/02/21/us/politics/dhs-immigration-trump.html?action=Click&contentCollection=BreakingNews&contentID=64943695&pgtype=article&_r=0
[3]
Consejo Nacional para la Protección Nacional y el Desarrollo de la Persona
Migrante. Política Nacional para la Protección y el Desarrollo de la Persona
Migrante y su Familia. San Salvador: CONMIGRANTES; 2017.
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